El estadounidense Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008. |
La irremediable salida de Grecia de la eurozona tendrá como consecuencia una fuga de capital en los países de la periferia del euro y una retirada masiva de depósitos, un corralito, pero el Banco Central Europeo (BCE) tiene la posibilidad de hacer frente a la situación con inyecciones de liquidez.
Para Krugman, políticamente los casos de Italia y España son "más fáciles que el de Grecia porque sus problemas no surgieron de la irresponsabilidad absoluta". "Se podría argumentar diciendo que hemos echado a los malos pero tenemos que salvar a los buenos". Sin embargo, para controlar la situación en ambos países se requiere de una intervención ilimitada del BCE.
Krugman ataca duramente el menú único de ajustes y austeridad pregonado por el Gobierno alemán de Angela Merkel y reitera su acusación de que la canciller hace una "política zombi". "La naturaleza de los zombis es que siguen caminando y tropezándose sin importar cuántas veces los hayas matado. Lo mismo ocurre con la política de ahorro y ajustes. Por lo menos desde hace dos años está claro que no lleva a ninguna parte y sin embargo se sigue predicando y presentando como un modelo de éxito".
El BCE debería reducir los tipos de interés y prestar ilimitadamente dinero a los bancos y a los gobiernos. Berlín, mientras tanto, debe evitar caer en la "locura del ahorro" para no aumentar la presión. Krugman, sin embargo, se muestra escéptico a que esas ideas se lleven a la práctica.