¿Qué ha ocurrido? Sencillamente, que los partidos tradicionales retroceden, y que el sistema da entrada a nuevas formas de hacer política, independientemente de su signo. Un signo que pierde fuerza, y algunas de esas marcas ya no se asocian tan claramente con una ideología que podamos reducir a un color y sí a un elemento metodológico.
Por otra parte, en las declaraciones de la mayoría de los líderes de los dos partidos mayoritarios, más en la gaviota que en la rosa, nos hemos encontrado con tres elementos comunes : culto irracional al líder, intención de interpretar cosméticamente los resultados y considerar que el votante es tonto o "lo siguiente".
Decididamente, alguien no se está enterando de nada. Ni en términos de análisis, ni en términos de comunicación, ni en términos estratégicos. Es cierto que algunos mensajes tardan en calar… pero terminan calando. Tras los ensayos, viene lo bueno. En unos meses, la siguiente edición.