La enorme rivalidad existente entre el PNV y Bildu no deja de ser más que la expresión de la disputa y la confrontación entre dos nacionalismos que representan dos proyectos, cada cual con su estrategia y sus maneras de hacer.
En la jornada del domingo se reforzó el apoyo ciudadano al nacionalismo tranquilo y pragmático que representa el actual PNV, que tiene en la cohesión social, económica y territorial uno de los fundamentos básicos de la construcción nacional.
Por el contrario, el nacionalismo rupturista de la izquierda abertzale que busca vertebrarse mediante estrategias basadas en la unilateralidad de las decisiones y de los pronunciamientos, es decir, en la ‘ vía vasca hacia la independencia’ en palabras de Otegi, el domingo quedó debilitado, tanto en términos electorales como estratégicos, lo que le va a condicionar mucho desde ahora hasta las próximas autonómicas en el 2016.
X. Gurrutxaga en Vocento