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lunes, 11 de mayo de 2015

El triunfo de Cameron trae una peligrosísima inestabilidad a Europa

Lo más sorprendente del resultado de las elecciones británicas no es que los sondeos se equivocaran tanto. Lo más notable es que el segundo mandato de David Cameron no da paso, como algunos podrían pensar, a un gran periodo de estabilidad y continuidad, sino justo lo contrario: abre un periodo de gran inestabilidad en Reino Unido y en la Unión Europea.

La primera cuestión es hasta qué punto la Unión estará dispuesta a jugar ese juego. Gran Bretaña no desempeña ya el fundamental papel político que tuvo en el siglo XX, como lo prueba que no estuviera presente en la crisis de Ucrania, protagonizada por Alemania y Francia, y el que Estados Unidos la observe con tan poca atención.

¿Qué hará el Gobierno alemán, convertido en el gran líder de la UE? Ceder significativamente ante Reino Unido revolvería aún más las tripas de los países del sur sometidos a su dictak económico. La negociación que se abre ahora, mal llevada y mal comprendida por los ciudadanos de otros países, puede significar un nuevo clavo en el ataúd de la idea europea. 

Es mejor una UE con los británicos dentro, aunque solo fuera por no pensar en una Europa en manos, una vez más, de Alemania, por un lado, y de Rusia, por el otro. Pero es mejor una Unión sin los británicos si el precio se lleva por delante las últimas briznas del espíritu con que nació esa Unión. 
solg@elpais.es