Por un lado, la ciudadanía vasca "seguimos ocupándonos más de lo anodino que de lo fundamental. Nos satisface que los parámetros que definen nuestra crisis sean más llevaderos que los que definen las de otras regiones españolas. He ahí nuestro júbilo. Nos repetimos que somos los mejores en lugar de ser realistas y repetirnos que somos los menos malos".
Y por otro lado, vemos cómo "el Estado camina hacia las terceras elecciones, y bueno será que copie de cuanto ha venido aconteciendo en Euskadi. Bien sé que el alcance no es el mismo y sé que no es lo mismo lo que se juega en unas elecciones o en otras, pero las actitudes ante los nuevos tiempos sí lo han de ser. He llegado a este punto en el que exhorto a todos los que negocian el nuevo gobierno para España a que lo hagan con la predisposición con que han solido hacerlo los líderes vascos. Ya sé que nada es igual, pero nada es tan diferente… y mucho menos opuesto".