Felipe VI pidió, como un Zapatero cualquiera, “actuar como un solo mundo” y transformarlo “en los próximos 15 años” para “librarlo de la pobreza extrema y del hambre que todavía hoy afligen a buena parte de la Humanidad”.
Si no le conociera, hasta lloraría de emoción al creer que El Preparao es un gran humanista. No lo es. Y como no lo es, no puede realizar aseveraciones tan gruesas cuando visitó Arabia Saudí en su primer año de mandato y tuvo que anular otro viaje en el segundo año de reinado por la presión mediática.
Felipe VI pidió, como un Zapatero cualquiera, “actuar como un solo mundo” y transformarlo “en los próximos 15 años” para “librarlo de la pobreza extrema y del hambre que todavía hoy afligen a buena parte de la Humanidad”.
Si no le conociera, hasta lloraría de emoción al creer que El Preparao es un gran humanista. No lo es. Y como no lo es, no puede realizar aseveraciones tan gruesas cuando visitó Arabia Saudí en su primer año de mandato y tuvo que anular otro viaje en el segundo año de reinado por la presión mediática.
Es comúnmente aceptado que El Preparao va más sobrado de conocimientos e inteligencia que El Campechano, por lo que se supone que no es necesario recordarle lo complejo que resultaría cambiar el mundo de la mano de los sauditas. Este país lleva años cometiendo obscenos crímenes de guerra en Yemen y nosotros, sus amiguitos, les estamos vendiendo todo lo necesario para ello.
Si a ello le añadimos que en la fanática dictadura se decapitaron a más de doscientas personas en los últimos dos años por delitos tales como homosexualidad, adulterio o ateísmo y que se han encontrado armas españolas en casi todos los últimos conflictos internacionales (Libia, Yemen o Siria), las palabras se convierten en un grotesco insulto.