Es evidente que Cuba no es ni ha sido un paraíso.
Y es que los hombres y las mujeres no construimos nuestros sueños sobre el vacío sino sobre contextos y realidades complejas, que incluyen obstáculos y límites estructurales.
Y en cada trance, en cada dilema, Fidel Castro optó, en general, por defender los intereses de los explotados, los oprimidos, los de abajo.
Con él al mando, Cuba logró evitar invasiones, golpes de Estado y todo tipo de ataques que tenían como objetivo devolver Cuba a manos de la oligarquía estadounidense.
El país resistió, sufriendo mucho, pero resistió,
y mucha parte de la culpa de la pobreza cubana no radica en el régimen castrista sino en el aislamiento provocado por Washington.