Europa sigue aparentando y alimentando la remota posibilidad por los muchos intereses geopolíticos en juego, fundamentalmente, por la dependencia de Ankara en la grave crisis migratoria. Y solo por eso y por unos intereses económicos de unos poquitos, se mantiene esta estúpida y remota posibilidad abierta.
Si está tan claro que para entrar en la Unión hace falta ser un estado europeo, democrático, que acepta la libertad de opinión, incluida la religiosa, y respete los DD.HH., Turquía está lejos de reunir semejantes requisitos.