Y le puso a trabajar para que en el solar socialista no volvieran a crecer las malas hierbas. Y el trabajo le ha cundido, porque a su paso la hierba no volverá a crecer en una larga temporada.
Ni la hierba ni nada, porque el solar ha quedado prácticamente derruido; y hay que gritar fuerte “Ah de la casa”, para que se asome algún despistado que no le dio tiempo a correr y liberarse de los cascotes.