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El asunto es muy importante: ¿en qué tipo de conflicto de intereses puede incurrir el hombre políticamente más poderoso del mundo que además es dueño de un imperio empresarial extendido por más de 20 países?
Es nuevo porque es la primera vez que un presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es el dueño y gestor de un grupo de ese calibre.
Y tiene mucha importancia porque puede generar graves colisiones entre la actividad privada y la pública del hombre más poderoso del mundo si no se pone remedio.
Trump es propietario de la Trump Organization, un conglomerado de más de 500 empresas de los sectores inmobiliario, turístico, ocio, televisión y entretenimiento, que factura unos 9.000 millones de dólares y gana unos 350 millones al año.
¿No debería Trump dejar sus empresas antes de asumir el cargo de Presidente?