La Unión Europea debería quitarle al Gobierno y a la televisión israelíes la posibilidad de usar a sus cantantes
para blanquear su imagen y proyectar al mundo un país moderno, inclusivo, tolerante y progresista.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Morir de un infarto no te convierte en mártir ni te da la razón.

Los líderes del PP creen hoy que Rita Barberá era “inocente” y “honrada”, una “gran política y gran persona”, una “gran española”, que había sido “linchada”, que había sido “víctima de una cacería”, que había sido “acosada sin prueba alguna”… 

Habría sido más creíble y coherente si todas estas palabras en apoyo a la senadora Barberá las hubiesen dicho hace unos días, antes de forzar su baja como militante, antes de mandarla al grupo mixto del Senado, antes de repudiarla en las cortes valencianas y votar una petición unánime con todos los demás partidos para que dejase su escaño. Antes del infarto que se la llevó.