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Ha ganado un fascista. Decirlo no es banalizar el fascismo. El fascismo no es un fenómeno exclusivamente italiano y alemán de los años 30; es una forma de construir lo político.
Algunos politólogos españoles trataron de delimitar el fenómeno fuera de nuestras fronteras para evitar hablar de fascismo en España. En España sólo habrían sido fascistas los camisas viejas de la minúscula Falange joseantoniana. No es cierto.
El fascismo en España se construyó con los materiales ideológicos disponibles para un proyecto de masas; el catolicismo más reaccionario. Lo que algunos llamaron nacional-catolicismo es la versión española del fascismo.
Y fascismo ha habido en muchos países de Europa y de América con diferentes combinaciones discursivas de patrioterismo, xenofobia, reivindicación de un pasado nacional glorioso, religión, una fraseología anti-élites, chovinismo y ningún cuestionamiento de las relaciones de propiedad.
Trump es un fascista viable en los EEUU; no hace el saludo romano ni luce esvásticas, pero ha sido apoyado explícitamente por fascistas inviables, desde el Ku Klux Klan hasta varias milicias armadas americanas.
Quienes llamen a lo de Trump populismo de derechas tendrán razón ¿Hay una forma mejor de describir el fascismo que como populismo de derechas?