“La vida es como una carrera, la recompensa no está en la meta, sino en cada uno de los metros del camino”.

viernes, 16 de febrero de 2018

Cuando las autoridades se rinden a los caprichos de los guardianes de la moral, ... nos queda la Ley de Newton

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Cuando se ejerce una fuerza sobre un objeto, este devuelve otra idéntica en sentido opuesto. Así suele enunciarse el principio de acción y reacción, formulado por Isaac Newton en 1687.
A nadie se le escapa que nuestra sociedad globalizada está siendo objeto de una intensa fuerza. Opera de diversas maneras, en distintos frentes, siempre con un mismo objetivo: el exterminio del librepensamiento y de su principal manifestación, la libre expresión.
La fuerza opresora es enorme y, bajo su empuje, el mundo empieza a convertirse en un lugar asfixiante y sombrío. Pero confiemos en Newton. Esperemos que, en algún momento, unos cuantos (los necesarios) se pongan en pie y ejerzan una fuerza igual en dirección opuesta. No solo la mecánica, también la historia nos ha enseñado que es así como funciona. Tarde o temprano, a toda acción le sigue una reacción.
Que cubran las obras de Schiele. Que censuren "Matar a un ruiseñor" y "Tintín en el Congo". Que suban el IVA de las entradas, que multen a músicos, que los encarcelen. Que persigan a creadores por su mal gusto, por su terrible, por su pésimo gusto. La respuesta acabará llegando. Y será ensordecedora.