en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

viernes, 3 de septiembre de 2021

¿Estamos condenados a la silla hidroeléctrica?

En España no existe la pena de muerte, pero sí el robo y los ladrones, y por eso estamos todos condenados a la silla hidroeléctrica.
El precio de la luz sube y sube, alcanza cifras desorbitadas, bate sus propios récords un día sí y otro también.
En resumen, las compañías que se reparten el pastel han convertido un bien de primera necesidad en un lujo y, por extensión, en una fórmula que sirve para saltarse la propia democracia, cuyo primer mandamiento es la igualdad de todas y todos los ciudadanos, algo que difícilmente es posible cuando muchas personas se las ven y se las desean para pagar su recibo energético a fin de mes, a algunas, de hecho, les cortan el suministro, y unas cuantas, los miembros de los consejos de administración de esas empresas, cobran cerca de cincuenta mil euros diarios y se reparten millones en beneficios.


En la avaricia no existe la lógica y aquí cuando hay una ola de calor o de frío los poderes en la sombra aprovechan para subir sus tarifas a las nubes. El famoso mercado libre y sus horarios punta, valle y llano no eran más que otro capítulo del timo a gran escala que sufrimos.
Debajo de todos estos asuntos está la palabra dinero, y a unos milímetros de ella, la palabra corrupción.