Para los que seguimos a bastante distancia la política chilena nos cuesta entender que el No a la propuesta de Constitución le da una suerte de respiro por ahora al Gobierno, el oficialismo de izquierda y la centro izquierda que desde antes de noviembre de 2019 venían apostando por encausar la crisis con un cambio de Constitución que había quedado en manos de la derecha del País. Difícil de entender desde el otro lado del charco.
A cuatro años del estallido social, la idea de cambio constitucional fracasa de manera rotunda. El hastío ciudadano hace inviable un nuevo proceso y, por ahora, tampoco será fácil insistir a través del Congreso. Y hay que concluir que se prefiere una Constitución de la época de Pinochet, que posteriormente durante el periodo democrático ha tenido una serie de modificaciones progresistas que han permitido gobiernos socialdemócratas, a la propuesta que se presentaba ayer.