Cuando menos llamativo, sorprendente y,
si no entramos en comparaciones,
hasta gracioso.
No es un pueblo, por su localización en un alto,
al que se pueda llegar a gran velocidad,
y a los visitantes, sin duda, llama la atención.
Sobre todo cuando un día como hoy,
tras leerlo y adentrarte en el pueblo,
no ves ni una vaca y, desgraciadamente,
ningún niño.
Mientras Trump habla del éxito del plan de paz, los israelíes mantienen los dedos en los gatillos de armas que siguen apuntadas a la población civil de Gaza. (martin.gak)