Enric Marco (Barcelona, 1921-2022) engañó al mundo entero con un tema tan sensible como la memoria del Holocausto. Estos días hemos visto en la tragedia de Valencia cómo el ansia de protagonismo puede llevar a inventarse fatalidades en busca de un click en redes sociales. Marco se hizo pasar por víctima para ganarse la atención, la lástima y el respeto de los políticos y de los alumnos a los que daba charlas, que le miraban embobados. Porque Marco era muy bueno en lo suyo, contaba su ficticio paso por el campo de concentración de Flossenbürg mejor que los auténticos presos, que solo querían olvidar aquella pesadilla.
Marco empañó la memoria de los 9.000 españoles que padecieron el infierno de los campos de concentración al sostener que había sufrido en carne propia los horrores del nazismo en Flossenbürg. Cuando un historiador reveló su superchería en 2005 –a los 84 años–, en vez de desaparecer de la vida pública siguió acudiendo a los medios para defender lo indefendible.
Un sobrenatural Eduard Fernández (enorme labor de maquillaje), que si no se lleva su cuarto Goya por esta película lo hará por 'El 47', entiende a la perfección a este carismático pícaro, al que los directores de 'Loreak' consiguen humanizar a costa de resultar patético. La indignación del espectador da paso a la comprensión cuando entendemos que sufre una patología que le ha llevado a mentir a su propia familia.
Eduard Fernández encarna a Enric Marco en la cinta dirigida por Aitor Arregi y Jon Garaño,