¿Qué clase de líderes políticos tenemos que ahora nos exigen un kit de supervivencia? ¿Nos toman por estúpidos?
Enrique López se hacía estas preguntas en El Correo la semana pasada. Y no le falta razón.
Como si componendas para tres días nos permitiesen sobrellevar una guerra. Kits de tres días para los tres años que ya dura la de Ucrania. O para los más de 50.000 asesinados en Gaza. O lo que es peor, ¿existe realmente una amenaza por la que hemos de prepararnos para la guerra?
No me creo que Rusia sea un factor de riesgo para Europa cuando no es capaz de recuperar el terreno que los ucranianos han tomado en Kursk. ¿De qué va la señora Von der Leyen?
Es una siembra indecorosa de alarma y de miedo.
Llevan nuestros líderes europeos más de un año alimentando una amenaza que no es real. Y si lo es, que nos lo demuestren. Se han propuesto invertir en seguridad y defensa y nos lo están imponiendo posiblemente para satisfacer los requerimientos de los degradados ejércitos nacionales europeos, cuya previsible ineficiencia trasciende de los programas armamentísticos.
Ni siquiera considero que el rearme sea la solución. Sí lo sería una planificación y estructuración realmente europeas, que pusiesen en convergencia doctrinas militares, equipamientos y materiales, frente a la dispersión y el caos de hoy.
Un solo ideal europeo para la defensa de nuestro continente y no la pantomima que nos venden. Por si fuese poco, nuestro miedo español queda al sur; al otro lado del Estrecho, donde, además, tal vez nos la tuviésemos que jugar solos.