Musk y Trump con un Tesla frente a la Casa Blanca
“Me voy a comprar uno”, dijo Trump este martes frente a la Casa Blanca, donde había aparcados varios modelos de Tesla, en una campaña publicitario sin precedentes de un producto privado.
Una de las grandes incógnitas de la alianza entre Elon Musk y Donald Trump era Tesla. El primer fabricante de coches eléctricos a gran escala del mundo suponía una fricción clara con las políticas energéticas del republicano, basadas en las subvenciones al petróleo y en que los estadounidenses viertan un galón tras otro de gasolina en sus depósitos sin mirar el surtidor.
La duda se ha resuelto con una de las transformaciones más radicales en la imagen de marca de una empresa de la historia, un giro copernicano en la que los eléctricos de Tesla ahora son promocionados por el presidente que ha sacado a EEUU del Acuerdo por el Clima y se han convertido en la imagen de la extrema derecha automovilística. No me extraña que algunos actuales propietarios hayan puesto esa pegatina.