Ya han comenzado los rifirrafes entre Musk y Vance, en presencia de Trump.
Los repugnantes machos alfa de la Casa Blanca acabarán a bofetadas.
Es lo que pasa cuando la masa muscular predomina sobre la masa encefálica.

sábado, 1 de marzo de 2025

Nada justifica la ilegal y criminal invasión de Ucrania,
pero Zelenski no es un adalid de la democracia.


El presidente  Zelenski. EFE/EPA
eldiario.es//desmontando-zelenski
José Enrique de Ayala

No se puede reprochar a Zelenski que defienda la independencia y la integridad de su país con todos los medios a su alcance. Pero un dirigente político responsable tiene que pensar en el precio que hay que pagar, sobre todo si existe alguna posibilidad de negociar una paz digna. Tendría que preguntarse si la total dependencia – no solo militar sino financiera y hasta política– de otros países no le hace perder a Ucrania más libertad que la pérdida de alguna de sus provincias. Porque es evidente que esos países que le apoyan, más allá de declaraciones retóricas, miran en primer lugar sus propios intereses y mantendrán ese apoyo solamente mientras sea útil para ellos. Y también si el enorme sacrificio que está pidiendo a su pueblo tendrá suficiente recompensa cuando las armas callen. 

Tampoco es aceptable que intente involucrar a otros países más de lo que ya lo están, o provocar una escalada que podría conducir a escenarios dramáticos. Manipula cuando dice que Putin atacaría a otros países europeos si no es derrotado ahora, porque Rusia –que no puede siquiera con Ucrania– no está en condiciones ir a una guerra total con la OTAN. Zelenski pone en riesgo a sus aliados cuando ataca territorio ruso, por ejemplo Moscú, a pesar de que las armas han sido entregadas solo para defender o recuperar el territorio ucraniano. Pretender que la guerra se agrave o se extienda es un grave error, porque eso no mejoraría la situación de su país, solo empeoraría la de los demás. 

Es evidente que Zelenski no es un nazi, eso es solo propaganda rusa de guerra, Es más bien un oportunista que ha sabido asumir el papel en el que le han situado las circunstancias cuando ha accedido a la presidencia de su país. No obstante, ha tolerado y tolera nazis en su país y en sus fuerzas armadas y de seguridad, aunque es difícil decir si por convicción o porque no puede hacer otra cosa. 

Podría haber intentado buscar una convivencia pacífica con Rusia a cambio de una solución para el Donbass y la neutralidad de Ucrania, pero no tuvo la determinación o la fuerza suficiente, o prefirió escuchar ciertos cantos de sirena y seguir un camino que conducía inexorablemente a la confrontación.

No obstante, hay que repetir que nada de esto justifica la ilegal, ilegítima, y criminal invasión de Ucrania por el ejército ruso, ni aminora la responsabilidad de los dirigentes rusos –encabezados por Putin– en el inicio de la guerra y, por tanto, en todas sus consecuencias. Ahora bien, de eso a presentar a Zelenski como un héroe, adalid de la democracia en su lucha contra la tiranía y rompeolas de la libertad, cuyo arrojo está salvando a occidente de las hordas rusas, va un abismo.