La capacidad de poder pactar con otro es buena, necesaria. La de poder pactar con casi cualquiera, también. Yo la pega la veo no en lo anterior, sino que en un mismo mes, o en una misma semana, se pacto con unos aquí, y con otro allí. Tus vecinos de Gobierno aquí, son oposición allí. Con los que te comes los mocos allí, estas a hostias aquí. Y claro, eso para la salud, estoy seguro que muy bueno no es. Y para Euskadi, tampoco.
Es imposible hacer País, trabajar en una dirección, aunar esfuerzos, sumar experiencias y juntar voluntades si lo que es bueno en un sitio, en el otro de al lado es malo, y un poquito más allá regular. No hay quien avance ni menee un carro si se tira de él desde las cuatro esquinas. Es como tener muchos relojes funcionando a la vez cada uno a su velocidad y con su propio ritmo. Es, en definitiva, perder miserablemente el tiempo.
Y digo yo, tan difícil será hacer un plan para los próximos 10 años, pactarlo con un Partido que sea capaz de emprender lo que se pacte y ponerlo en practica en todos los gobiernos y niveles administrativos del País. O tal vez el problema es otro. Y entonces, me pongo triste y dejo de escribir, al menos, de momento.