
Alguna contracción que otra, fibras musculares que hacen recordar una jugada algo más de la cuenta y más de algún bálsamo mágico fue necesario después de los partidos. Y como en la aldea de Asterix, todo terminó en la chopera y entorno al colesterol.
Nota: La foto no es ningún pose del jugador sino fruto de la pericia del fotógrafo.
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