Carrozas nostálgicos del fútbol, viejas glorias y promesas de otros tiempos se dieron cita ayer en Urko para mostrar su clase y, aunque la edad no perdone, donde ha habido categoría, siempre se ha dicho que queda algo. Y aquí, la hubo.
Alguna contracción que otra, fibras musculares que hacen recordar una jugada algo más de la cuenta y más de algún bálsamo mágico fue necesario después de los partidos. Y como en la aldea de Asterix, todo terminó en la chopera y entorno al colesterol.
Nota: La foto no es ningún pose del jugador sino fruto de la pericia del fotógrafo.
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