Mientras uno a la mañana se dedicaba a anunciar acuerdos más o menos simpáticos en torno al txiki txiki, menos es nada, otros de manera, para mi, sorpresiva y poco esperada, han preferido dejar claro que determinados tipos de acuerdos transversales les resultan especialmente duros de digerir. ¡Lastima! . Con lo fácil que es, al menos en teoría, ponerse de acuerdo previamente los no violentos frente a los que no condenan la violencia o incluso la practican, y después pues, lo de después.
El día iba bien. Saboreábamos el acuerdo pactado en Vitoria-Gasteiz sobre la Vital; en Madrid, aunque sin un acuerdo "aparente", se conseguía representación en las dos mesas; en Donostia se firmaban acuerdos para impulsar de forma compartida grandes proyectos culturales; y llegamos a Arrasate-Mondragón, donde llevabamos un mes oyendo que lo acontecido en el Ayuntamiento tras el asesinato del exconcejal socialista había resultado, ademas de especialmente doloroso, claramente esperpéntico y que, por lo tanto, había que reconducir errores ridículos del pasado, cuando de repente: ¡hostias!, ¡que si mi abuela fuma! y ¿raca-raca raca-raca!.
¡Así difícilmente se nos va a entender incluso por parte de la gente dispuesta a hacer algún esfuerzo por conseguirlo!. Y claro, saldrá el "listo" que diga que "ni puta falta que hace", pero esa película ya la he visto recientemente y todavía me acuerdo que no tiene un final feliz.
En fin, que los vascos y vascas de la pipa y la capucha han celebrado el desacuerdo entre los demócratas, y para dejar constancia de que siguen estando aquí entre nosotros, y nosotras, pues se han sacado un comunicado para rematar la "tocada de cojones".
¡País!