El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 4 de abril de 2008

¿Qué hacer con el independentismo?

¿Ayuda al realismo la anticipación de un finalismo soberanista impredecible de acuerdo con la evolución previsible en el contexto europeo?

El soberanismo en modo alguno puede constituir un fin y la anticipación de un finalismo soberanista entiendo que no ayuda al realismo, es más entiendo que es contraproducente, y que genera unos recelos que nos impide desenvolvernos de conformidad a nuestros interés pues se nos añaden cortapisas que de otra forma no tendríamos.

El nacionalismo del PNV siempre ha sido a lo largo de la historia un nacionalismo pactista frente al nacionalismo de HB que ha sido un nacionalismo de ruptura que necesita de fracturas sociales.

Sería engañar a nuestra gente decirle que nuestro país desea esa independencia, ya que nuestro país lo que nos ha dicho es que ni quiere romper con Francia, ni quiere romper con España.

El nacionalismo vasco tiene que asumir también que la identidad de la gran mayoría de vascos está constituida de múltiples pertenencias y que la vasca aunque muy arraigada es una y no es la única.

El éxito de nuestro nacionalismo dependerá de nuestra capacidad de asimilar otras pertenencias. Si somos capaces de participar de la cultura y de la historia y de la realidad política francesa además de la española, si somos capaces de generar una complicidad con la cultura vasca por medio entre la realidad española y la realidad francesa y coger lo mejor de los dos Estados, el pueblo vasco se hará grande y sobrevivirá como uno de los más inteligentes de este mundo cada vez más interdependiente. Nuestra apuesta debe ser la constitución de una Eurorregión material para una vez constituida de hecho sea formalmente declarada en Derecho.

El aparcamiento indefinido de la opción independentista por una fuerza como el PNV que aspira a la centralidad, es algo que por principios viene obligado a ser asumido, no como una cuestión táctica, sino como una cuestión democrática.

Con sueños imposibles no hay que gastar ningún pensamiento, ninguna energía mental. Con lo sueños improbables no hay que gastar ningún discurso, ninguna energía política. Yo desde luego, mucho más que sueños de independencia tengo sueños de convivencia y conveniencia mayoritariamente compartida, y es en hacer realidad estos sueños en los que todos nos debiéramos de esmerar.

Recogido parcialmente del blog de aberriberri