Cuando un partido u organización tiene que tomar decisiones de gran calado, cabe preguntarse entre quienes debería de decidirse el rumbo que se vaya a tomar. Generalmente, desde el punto de vista estatutario o de reglamentación interna, la respuesta suele ser bastante clara: En la afiliación. En la práctica, la respuesta suele ser otra: En la dirección. En el futuro, estoy convencido que será distinta la respuesta a esta cuestión: En los votantes.
Son los votantes los que convierten las noches electorales en festivas o en noches de pasión, son ellos los que avisan de la necesidad de un cambio de rumbo, de una modificación estratégica o de un cambio de tercio.
Ningún político que se precie descuida ni hace oídos sordos a lo que sus votantes o "ex-votantes temporales" le pueden sugerir, aunque a veces cuesta hacer una interpretación correcta de las voces que se escuchan porque el entorno inmediato las confunde.
Y solo los "políticos-suicidas" ignoran, desprecian y desobedecen los avisos de los votantes potenciales, y no relativizan la importancia de la opinión coincidente de sus mas cercanos colaboradores.