Dicen que “mientras en Guipúzcoa se tardan 27 años en discutir una infraestructura tan necesaria como el TAV, o hay que enfrentarse a siete plataformas bizirik cada vez que se quiere invertir en un proyecto industrial (…), los países emergentes -China, India, Turquía…- van ganando en competitividad”.
Y ante estas palabras de J.J. Imaz, Mario Zubiaga repone: “Esa ultramodernidad que supuestamente predican algunos políticos metidos a empresarios y viceversa, no es sino democradura sin derechos (Turquía), bárbara desigualdad (India) y explotación laboral ilimitada en un caos ecológico creciente (China)”.
Es evidente que Imaz no hace apología de los regímenes ni las situaciones sociales de Turquía, la India y China. Que está hablando desde el concepto de “competitividad”, que lo entiende cualquiera, porque de el depende la supervivencia de las empresas y las industrias de los países.
Las palabras de Imaz nos muestran una vez más la inextricable ligazón existente entre la reivindicación nacional y la social. Esas palabras son sin duda un acicate para que la recomposición del soberanismo sea inmediata y no se pierda en hegemonismos estériles. La reacción ante la convocatoria de huelga del 21 de mayo puede ser un buen comienzo. El enemigo de clase se convierte, por arte de birlibirloque, en enemigo nacional y por tanto los nacionalistas vascos pueden engrosar las filas de esa categoría y verse sujetos a interdicto por defender la competitividad de las empresas vascas en un país, como el nuestro, que lleva más de 30 años aguantando “el conflicto” promovido por ETA y que aguanta la colaboración de la organización armada con organismos seudoecologistas que igualan los muertos de ETA con la acción del Estado.
Leer "El chivo expiatorio del MLNV" en Aberri bloga).