El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 7 de mayo de 2009

Las primeras promesas "sonaban" bien.

Es difícil poner demasiados 'peros' a su discurso de presentación y de mano tendida. El hecho de que el socialismo haya llegado al poder en Euskadi entusiasma a unos, desespera a otros, y deja a la mayoría en esa especie de esperanza diluida de 'a ver qué hace'. Pero lo cierto es que López trazó un discurso sólido y bien trabado, aunque no sea precisamente una pieza literaria.

Recuerda, por un lado, valores genéricos que caracterizan a las sociedades democráticas: libertad, entendimiento, pluralidad, solidaridad, igualdad, etcétera. Subraya otros más propios de aquí, como la reivindicación del estatuto o el bilingüismo, sin olvidar a las víctimas. Toma como punto de partida la crisis que nos amenaza, y el terrorismo que, además de amenazar, mata.

Propone un Congreso Vasco de la Cultura, para que entre todos nos aclaremos un poco en qué puede consistir eso de la cultura vasca; propone cambios en EITB; asume las directrices fijadas por el Consejo Asesor del Euskara nombrado por el PNV, ampliando, incluso, sus funciones; impulsa el proceso de Bolonia; reclama un papel más activo de la universidad.

En definitiva: en esas palabras hemos encontrado afirmaciones que muchos, desde distintos ámbitos ideológicos y con poca fortuna, llevamos tiempo defendiendo.

Pasar de tanto autogobierno a cosas más concretas se agradece. Y es justo reconocer el espacio abierto que nos ofrece. Aunque habrá que esperar a los hechos, como es de rigor.

(Frases recogidas de El Chapuzón de Pello Salaburu, el miércoles, en EL CORREO).