A un servidor de ustedes que se lo hicieron devolver por discrepancias entre lo que "ellos" consideraban "la línea ideológica" y lo que yo escribía en este blog y que, por cierto, no tuvieron que decírmelo dos veces, le llama la atención la manera en que se está llevando dentro del partido jeltzale la exclusión del partido de los, de momento, presuntos espías y/o gentes con claros indicios de culpabilidad en campos de la vida pública donde esas acusaciones de delitos suelen terminar acompañados de varios años de cárcel.
Llama la atención que sea el presidente el que tenga que decir públicamente que deberían devolver el carné. Y digo que resulta curioso porque cuando algún afiliado ha mostrado públicamente una opinión diferente a la suya, una opinión democrática, no ha puesto ninguna pega para que los "perros de caza" correspondientes le intenten expulsar del partido por "discrepancias ideológicas con los pilares básicos" dejándole el camino libre de complicaciones con gente predominantemente "aplaudidora".
En este caso, donde el problema no es de diferencias de opinión sino de presuntos "delincuentes de guante blanco" que presuntamente "trabajaban" en beneficio del partido, resulta curioso observar que no hay ningún "pringao" que les demande y proponga estatutariamente su expulsión de la organización y sea el propio Urkullu, agobiado por la presión pública, el que casi rogando, les invite a entregar el carnet.
La reacción de los presuntos "malos" de la película ha sido lo más parecida a "Ojito, que si nos abandonáis, tiramos de la manta" y más de uno parece tener descomposición. Mala señal.
Será interesante seguirlo a media distancia.