Dos magistrados del Tribunal Constitucional, Guillermo Jiménez y Ramón Rodríguez, han equiparado la hipotética legalización de la ablación del clítoris con la interrupción voluntaria del embarazo; es decir, comparan la mutilación de una persona (sujeto jurídico) con la interrupción voluntaria de un proceso biológico por parte de la persona que lo protagoniza y hace posible. Ha quedado demostrado una vez más que en el Tribunal Constitucional se debaten asuntos que son ajenos a lo esctrictamente jurídico, hasta el extremo de que las creencias de una persona o de un grupo entorpecen y/o distorsionan la labor de la institución.
En Irán, los ayatolás condicionan las decisiones del Estado, en tanto que en España son la curia católica, sus aliados y demás poseedores de la "Verdad" los que protagonizan similar intromisión. El día que en el Constitucional se siente un magistrado de fe hindú que crea en la reencarnación... (Recogido de im-pulso.blogspot.com).
Por otro lado, el cardenal Carlos Amigo ha calificado de anécdota el hecho de que el párroco de Zaratán (Valladolid) remita vía Tuenti mensajes subidos de tono a una adolescente de 14 años. Según monseñor Amigo, los mensajes del cura a la menor "son anécdotas en las que hay que ver la situación del individuo y circunstancia..."
En rigor, sin exagerar, la acción del párroco es la propia de un adulto pedófilo (amor o admiración por los/las púber) con una clara tendencia a incurrir en la pederastia (practicar sexo con menores).
La castidad forzada, entre otras cosas, podría estar en el origen del desorden, confusión o perversión que al parecer acusa el párraco de Zaratán --dicho esto sin ánimo de justificarlo.
Además, al otro lado del charco, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, estudia dos propuestas presentadas por la Iglesia Católica de Chile para indultar a militares fascistas condenados por graves violaciones de los derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet.