El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 26 de octubre de 2010

Las cosas se mueven, claro que sí. Pero no necesariamente hacia adelante.

La pregunta crucial no es si el Estado de Derecho va a flexibilizar sus criterios para permitir que la izquierda abertzale concurra a las elecciones locales y forales. La cuestión es si lo que queda de ETA está tan mellado como para permitir que la izquierda abertzale se someta a la Ley. En otras palabras, si ETA está tan debilitada que no se siente con fuerzas para disputar a los dirigentes de la izquierda abertzale el liderazgo sobre su mundo.


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Si el Gobierno de Zapatero y Rubalcaba quisiera realmente incorporar a la izquierda abertzale a los comicios del próximo mes de mayo, mejor haría en mantener el listón de sus exigencias tan alto que obligue a los herederos de Batasuna a esforzarse en soltar amarras respecto al pasado etarra. Si no, sólo conseguirá el envalentonamiento de sus bases, dispuestas a renunciar a los cargos públicos con tal de no pasar por el aro de la legalidad.


La izquierda abertzale necesita compañeros de viaje para acabar con la inercia etarra sin romper con ETA. Son los que le sirvieron de excusa en el reciente Acuerdo de Gernika. La izquierda abertzale necesita socios que le faciliten el despegue. Aralar y Eusko Alkartasuna sienten la angustia de encontrarse solos y sin la cómoda compañía jeltzale. Paradójicamente, la compañía del PNV, aunque sea puntual y condicionada, permite a cada cual remarcar su presencia en ese todo difuso del 'proceso'. 

Bajo la sombra de Egibar, a Zabaleta se le hace más llevadero soslayar el debate sobre si, en buena lógica, Aralar debiera integrarse en una izquierda abertzale desarmada para la que nació. Bajo esa misma sombra, a Pello Urizar le resulta más fácil escabullirse de los compromisos contraídos para garantizar la presencia de la izquierda abertzale en los comicios de mayo. Y qué decir de la propia izquierda abertzale ante el momento decisivo de registrarse como partido nuevo.

Y el PNV, tiene algo que decir. Al margen de las apariencias, hoy ni el PNV, ni EA, ni Aralar están interesados en que la izquierda abertzale vuelva a ser legal de cara a las próximas elecciones locales y forales. Por otra parte, ni la izquierda abertzale ilegal ni ETA necesitan del PNV para hablar con el Gobierno.