Mirando a las musarañas nos lo aclara: Veníamos denominando a nuestra principal obra pública “la Y griega vasca” y claro, la cosa quedaba confusa. ¿Era griega o era vasca? ¿Era más griega que vasca? ¿Más vasca que griega? ¿Igual de vasca que de griega?.
No crean ustedes que la cosa es baladí, preguntas parecidas a estas son norma habitual del trabajo de los servicios sociológicos públicos en Euskadi. Ya decía Sabino Arana: -¿Cómo quieres que una luz … alumbre dos aposentos? ... ¿Cómo quieres que yo sea …. vasco y español a un tiempo?. Se ve que nadie le explicó que se pueden tirar los tabiques y asunto arreglado. Incluso que basta no levantar tabiques donde no los hay y el problema de la luz ni siquiera se presenta. En fin, ni sé lo que hubiera dicho de ser vasco y griego a la vez. (Continúa)
Bromas aparte, es una bendición que las personas que forman parte de las academias del Español unan a su inmenso bagaje cultural la humildad de reconocer que ellos son solo* notarios de un idioma vivo y cambiante y que su trabajo es conseguir que cientos de millones de personas nos sigamos entendiendo. A ver si otros aprendemos un poquito de esa lección.