El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 9 de noviembre de 2010

Esperanzas y desesperanzas

Cara y cruz. Luz al final del túnel y más oscuridad dentro de las tinieblas. Jesús Egiguren y el dictador marroquí.

Las esperanzadas declaraciones del presidente del partido socialista de Euskadi dan un toque de esperanza a los que queremos ver y apenas tenemos un rayito de luz y de ilusión en todo el proceso en el que se nos intenta convencer que está ya a la vuelta de la esquina, ¡Ojalá tuviese razón! Sabe que es el deseo de la gran mayoría de la ciudadanía pero ...

En cualquier caso, llama la atención la clara diferencia de posturas existente dentro del partido del gobierno en relación a la estrategia a seguir ante la organización terrorista en su última fase y el miedo  indisimulado a distanciarse del partido de la gaviota. 

La desesperanza que se vive en el Sahara Occidental requiere ser comentada desde tres ángulos distintos:

-La comunidad internacional : Triste, interesada, cobarde y vergonzosa actitud. Incapaz de hacerle el más mínimo frente al dictador. Lamentale e inexplicable la inacción de estos 35 años. La permisividad otorgada a la actual administración marroquí ha convertido en misión cuasi imposible una solución justa al conflicto saharaui.



-El poder marroquí, con su dictador Mohamed VI a la cabeza, "hermano menor" del rey Juan Carlos, es de los dictadores mas despreciables y a la vez consentidos por las democracias europeas y americana. ¿Se imaginan a cualquiera de los dictadores caribeños haciendo la mitad de las barbartidades de este repelente descendiente de Mahoma? Es dificilmente comprensible la paciencia que demuestran sus vecinos del norte con este sanginario reyezuelo.

-La actitud del frente Polisario, de los simpatizantes en España de la política de "Independencia o Muerte". Siempre me ha llamado la atención que quienes aquí, en su tierra, han aceptado una autonomía como camino a una posterior posible independencia, allí han apoyado, haciendo caso omiso a las notoria desproporción de la correlación de fuerzas de ambas partes, las posiciones maximalistas que han impedido cualquier acuerdo que hubiese evitado la misera vida en el más inhóspito desierto argelino de miles de conciudadanos sin la más mínima esperanza. 

La cobardía de unos, la violencia salvaje de otros y la incapacidad política de los polisarios mantiene el problema indefinidamente sin resolver y el tiempo, sin duda, solo corre a favor de los que están ganando la partida.