Se presume una victoria concluyente de Susana Díaz, pero no se adivina un acuerdo de legislatura ni de investidura. La aversión de Teresa Rodríguez a la presidenta contraindica que vaya a ungirla como timonel de San Telmo. Y la rivalidad entre Sánchez y Rivera repercute en el cortocircuito de un pacto autonómico entre socialistas y naranjas.
elpais.com////Rubén Amón |
Rivera abomina del sanchismo en la retórica confortable de los puentes rotos, pero un acuerdo con Susana Díaz tanto beneficia la capacidad ejecutiva de Ciudadanos como sobrentiende un desafío al propio Sánchez. Porque altera la relación orgánica de las izquierdas en el Parlamento nacional.
Desheredado el PP de cualquier protagonismo en la trama, la solución al laberinto apunta a un Gobierno en minoría de Susana Díaz, pero la lideresa socialista necesita un acuerdo puntual, simbólico, para la investidura.
Si Ciudadanos se resiste a concedérsela, tal como parece, le correspondería hacerlo Teresa Rodríguez, aunque incorporando un mecanismo más o menos perverso: apoyar al PSOE con un presidente distinto.
La maniobra es el sueño inconfesable de Sánchez: su partido gana en Andalucía como premonición del gran escenario de la victoria (municipales, autonómicas, europeas), se consolida la relación con el podemismo en el pacto de las izquierdas y, sobre todo, pierde su trono Susana Díaz.