en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

martes, 13 de noviembre de 2018

"Iphigenia en Vallecas", en el Arriaga.

Euripides, hace veintiséis siglos, describió el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón, como parte de una de las más conocidas tragedias griegas y la esencia de su drama nos llega vigente hasta nuestros días de la mano del texto compuesto por Gary Owen, ubicándolo en un suburbio del sur de Gales, con su obra “Iphigenia in Splott” premiada en 2015 con el UK Teatro Award for Best New Play, hasta recalar en la piel de una soberbia María Hervás, protagonista, productora y adaptadora de este espectáculo de “Iphigenia en Vallecas”, convirtiendo a aquella hija de rey griego en una joven marginal del conocido barrio de Madrid.

“Iphi” es una nini, choni o quinqui, entregada al alcohol y las adicciones que puede costearse con los 20 euros que, de cuando en cuando, le da su abuela y lo que ella misma puede conseguir a base de descaro, sus encantos y sus habilidades. Su presente es terrible y su futuro desolador, parece marcado entre las calles por las que vaga de noche, para dormir de día.

Se trata de un monólogopero hay muchos personajes; además de “Iphi”, vemos a su abuela, sirviendo copas, a sus 70 años, tras la barra de un bar; a una vecina gorda; a “Silvi”, su compañera de piso, tan  buscavidas como ella; a “Rique” su pareja de juegos sexuales, aunque siempre con condón, con más músculos en tríceps y bíceps que en su cerebro; a “Fer”, metáfora de la salvación que no fue; a la hija de éste, a su mujer … a Carlos, el aprovechado amigo de “Fer”; y todos ellos son recreados por María Hervás de manera magnífica, dando a cada a uno su propia personalidad, sus movimientos, sus tonos de voz, su particular dicción, etc… en todo un alarde interpretativo.

La tragedia moderna compuesta por Gary Owen, con un potente contenido de denuncia social, tiene el acierto de irse transformando desde un inicio con rasgos de comedia, hacia un intenso drama amasado poco a poco, hasta su estallidocapaz de remover conciencias, si bien en su desenlace final, sobre todo en la justificación del mismo, bordea excesivamente los aires panfletarios, lo cual no inhabilita para nada el conjunto. (Nadie se cree que un español/a renuncie a una indemnización de 300.000 €).
Pero lo más destacado de este espectáculo es el despliegue interpretativo que realiza, en él, María Hervás: brutal, arrolladora, natural, poliédrica, divertida y capaz de emocionarnos al tiempo, moviéndose entre lo gamberro y lo sobrecogedor, consiguiendo la misma eficacia en cada registro que nos muestra; componiendo un trabajo actoral que será recordado en el tiempo.
Un espectáculo muy interesante, cuya recomendación es imprescindible, sencillamente sobresaliente.