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domingo, 17 de febrero de 2019

Macbeth en el Arriaga

Macbeth se erige por méritos propios como una de las grandes tragedias de Shakespeare. Cuenta con todos los elementos para configurar una apasionante historia: ambición desmedida por el poder, guerras, hechizos, fantasmas, engaños, traiciones y mucha violencia. 

Nos muestra cómo la perspectiva de llegar a lo más alto, espoleado por los deseos de su mujer, convierte a un hombre aparentemente noble en un tirano sanguinario, y cómo esa maldad acaba conduciendo a la paranoia, la locura e inexorablemente a la perdición.
Alex Gerediaga y su equipo asumen el reto de llevar a escena esta vertiginosa, inquietante y sangrienta tragedia; buscando ser fieles a lo que en ella se cuenta sin traicionar su habitual línea de creación, sustentada en relacionar los códigos escénicos y cinematográficos. 
Trasladar esta intensa obra Shakesperiana a un universo propio, y adaptarla a los recursos narrativos y estéticos característicos en sus trabajos, es una responsabilidad y un riesgo que valientemente han adquirido y que sin duda deja un buen sabor de boca a gran parte de un público entregado que varía sustancialmente del que que asiste habitualmente durante el año. 

Sin embargo a otra parte no menos numerosa, nos deja con un sabor agridulce, porque no llega a engancharnos desde el principio y tiene un "algo" que no me permite calificarla entre las mejores obras que he presenciado esta temporada.