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El conflicto internacional con centro en Venezuela llega en un muy mal momento, especialmente para los países europeos en general y España en particular.
No resulta creíble, dada la trayectoria de la Administración Trump, que sea una preocupación genuinamente democrática la que está detrás de la decisión de los Estados Unidos. No es el restablecimiento de la democracia en Venezuela el objetivo que se persigue, sino algo distinto, que no sabemos con seguridad qué es, aunque podemos sospecharlo.
No resulta creíble, dada la trayectoria de la Administración Trump, que sea una preocupación genuinamente democrática la que está detrás de la decisión de los Estados Unidos. No es el restablecimiento de la democracia en Venezuela el objetivo que se persigue, sino algo distinto, que no sabemos con seguridad qué es, aunque podemos sospecharlo.
Para Estados Unidos una salida no democrática a la crisis de Venezuela no le supone ningún problema. Más bien lo contrario. Una salida en ese sentido con una duración "razonablemente indefinida" es la mejor de las posibles.
Para los países europeos supone un problema enorme. En las elecciones de mayo el debate más importante va a ser el de la naturaleza de la democracia como forma política. Y en ese debate la forma en que se de salida a la crisis de Venezuela va a tener una gran importancia. Dejarse arrastrar por Estados Unidos en una salida autoritaria únicamente puede jugar a favor de todos los partidos que están juramentándose para destruir la Unión Europea desde dentro.