EL CIPRÉS DE SILOS
A Ángel del Río
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
El arte es la aportación más exquisita del espíritu humano,
ya que sirve para elevar, agradar, transmitir paz
y educar los sentimientos más nobles de la persona.
En este sentido, el monasterio de Silos es un ejemplo admirable:
la arquitectura, la escultura, la pintura, la música y el canto,
se unen para perfeccionar la mente y el corazón,
promoviendo los valores culturales, estéticos y comunitarios.