en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

martes, 12 de febrero de 2019

No me gustan las banderas porque siempre llevan un palo y al final se acaba utilizando

elperiodico.com/es/opinion
¿Tienen derecho a salir a la calle los independentistas? Todo el del mundo. ¿Se pueden manifestar los partidarios de que España siga como está? ¡Faltaría más! Pero me encantaría rastrear el proceso por que el cada uno de ellos -y ellas- han asumido que una bandera les representa. Porque me temo -vamos, no es que lo tema, es que es así- que las banderas sirven para reafirmar identidades y fortalecer orgullos pero siempre frente a algo, contra alguien. Y tarde o temprano -efectivamente- el palo deja de tener una utilidad como utensilio para convertirse en un arma. Por eso no me gustan las banderas y por eso desconfío de los que se envuelven en ellas para convertirlas en munición ideológica.

Hoy estamos donde estamos porque alguien decidió en Catalunya que había que sustituir la 'senyera' por la estelada; y porque en Madrid, y en Sevilla, y en Toledo, y en Valladolid, y en Badajoz... otro alguien aceptó el envite: “Yo la tengo más grande... la bandera. Te vas a enterar”. Por eso este martes tenemos un juicio, por eso estamos en un túnel muy oscuro y por eso esta historia -si un milagro no lo remedia- acabará como el rosario de la aurora. Por las putas banderas.