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Cuando los organizadores se cansaron, decidieron dividirla en trocitos. A los pequeños estados es más fácil convertirlos en "satélites amigos". Por ejemplo Montenegro, uno de los últimos micro estados, paisítos o estadítos creados como consecuencia de la guerra y que apenas tiene medio millón de habitantes. Un Estado que, por cierto, sigue dándose de hostias por el mismo tema. Esta semana, en el Parlamento.
Si algo tendríamos que aprender de las desgracias ajenas es que cuando la barba del vecino veas pelar, pongas la tuya a remojar o tomes medidas suficientes, con diálogo y negociación, que impida que seas el próximo escenario del saco de las hostias. No estoy seguro que en España hayamos captado la "indirecta".