El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 13 de diciembre de 2019

España, nación de naciones.

Sánchez y  Torra. 
Cuando hoy, desde Cataluña, Iceta se reafirmaba en la frase del título del post, he releído el artículo de Santos Juliá que paso a recordar.

Here is not merely a nation but a teeming nation of nations”, escribió Walt Whitman en el prólogo a su gran poema Leaves of Grass: no solo una nación, sino una ubérrima nación de naciones: eso era América, aquel crisol donde se fundieron “los americanos de todas las naciones”. 


Richard Ford, en 1845, observaba que el término genérico de “España” parecía inventado para confundir a viajeros: los corazones de las gentes siguen en sus lugares nativos, de manera que España es hoy día “un manojo de cuerpos pequeños atados unos a otros con cuerda de arena”.

España, escribía Jover en 1950, era una comunidad plurinacional, una visión que por los mismos años se extenderá también en medios del exilio, cuando Anselmo Carretero, siguiendo los pasos de su padre, Luis, y con la esperanza puesta en una federación democrática de los pueblos hispánicos, definía a España en 1962 como “una nación formada por diversos pueblos, una nacionalidad superior que comprende varias nacionalidades, una nación de naciones”.

Esta nación de naciones reapareció en el debate sobre el artículo segundo de la Constitución mantenido en los primeros meses de 1978, cuando Gregorio Peces Barba afirmó la sinonimia entre nacionalidad y nación.

Un año después será Alfonso Guerra quien, en la comisión constitucional que aprobó, con solo una abstención y el voto en contra de Blas Piñar, el proyecto de primer estatuto de autonomía de Cataluña, se refiera a la nación de naciones como la mejor expresión posible de una concepción federal del Estado.

Y todavía en noviembre de 2005, la diputada del PSC Manuela de Madre, en el debate sobre el nuevo estatuto de autonomía, afirmará que “la nación catalana no niega la nación española, la enriquece, pues España —y no somos los primeros en decirlo— es una nación de naciones”.

Pedro Sánchez ha defendido “la vieja idea de Peces Barba” reafirmando que España es una nación de naciones.

Hoy en día, reconocer eso y saber que, además, significa el reparto de poder entre las diversas instituciones de un Estado compuesto, como es el nuestro, es simplemente, razonable.