en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

domingo, 29 de diciembre de 2019

El silencio es oro, aunque a algunos les parezca quincalla.

ClemenceauLa Vanguardia.com/Márius Carol
Fue Clemenceau quien dijo que manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra, así que mientras pasan los días en espera de la convocatoria del pleno de la investidura, los medios de comunicación muestran cierta frustración –y a menudo duras críticas– por la falta de información sobre lo que se cuece en los fogones navideños de la Moncloa.

Este año no ha habido la tradicional copa de Navidad, donde el Gobierno y los representantes del periodismo tienen ocasión de comentar la actividad política, pero tampoco compareció el viernes el presidente en funciones tras el último Consejo de Ministros para hacer balance del año, como es costumbre desde que inauguró esta tradición José Luis Rodríguez Zapatero en el 2004.

El año termina pues políticamente opaco. Tan opaco como fascinante, sin una garganta profunda que alumbre este momento de la negociación. Eso no quiere decir que no haya quien se haya puesto nervioso, como es el caso del general Fulgencio Coll, hoy concejal de Vox, ayer jefe del Estado Mayor, quien en un artículo pedía una intervención de “los poderes del Estado” para frenar la investidura, a fin de que Sánchez no pacte con fuerzas políticas como ERC, partidarias de romper la unidad de España. 

Tenía razón Clemenceau: siempre es mejor callar que decir barbaridades. El silencio es oro, aunque a algunos les parezca quincalla.