Recuerdo aquel día perfectamente.
Estaba recién llegado al despacho,
me contaron las primeras noticias
y no pude despegarme de la radio y la televisión.
La noticia era terrible, y en Euskadi si se confirmaban
las primeras noticias, el clima político saltaba por los aires.
El miedo a que lo que nos decían y oíamos fuese verdad
nos helaba la sangre y las entrañas.
No me lo quería creer. Pero la primera aparición del Lehendakari
solo corroboraba las peores noticias:
"Los asesinos de ETA. No eran vascos, eran alimañas".Y recuerdo que a eso de las 11 y pico salió Otegi ante la prensa.
Era obvio que se había "informado" previamente y negaba la mayor.
Y nunca tanto como aquel día quise creerle.
Yo le creí.
Pero el gobierno del PP siguió muchas horas mintiéndonos a todos.
Intentando haciéndonos creer lo que ya sabíamos que no era verdad.
Después nos hemos enterado de que hasta el presidente de EEUU
dio una rueda de prensa que el PP nos ocultó.
¡Qué despreciables!
Así que lo que estamos viendo estos días ya pasó otras veces.
El PP siempre hizo trampas. Con la financiación.
Con el Tamayazo. En la pandemia ...
aunque, sin duda lo más sangrante, con el 11-M.
Hoy hace 40 años.
Cualquier método, por sucio que sea, será usado por el PP
para alcanzar o permanecer en el poder.
Y si lo que vemos hoy nos escandaliza,
nunca deberíamos olvidar lo que hicieron con los españoles
durante los días, meses y años que siguieron
a los atentados del 11 de marzo de 2004.
A pesar de la conmoción mundial, a pesar de los 192 muertos
y los casi 2.000 heridos, no les importó mentir.
No les importo antes, ni tampoco, como estamos viendo, ahora.