Aunque el Ministerio de Sanidad ha dicho que la red pública estaba en condiciones de incorporar a los beneficiarios de Muface si no se llegaba a un entendimiento, el traspaso no hubiera sido fácil.
Es cierto que este sistema de aseguramiento privado con fondos públicos supone un privilegio en la medida que permite a este colectivo sortear las listas de espera de la sanidad pública, aunque cada vez lo es menos porque también la privada se está masificando y sufre la presión que supone el envejecimiento de la población.
En todo caso, es un privilegio que viene de muy lejos. Muface fue creada en 1975 para agrupar el mutualismo administrativo creado por el franquismo cuando la Seguridad Social no era universal ni tenía una cobertura tan completa como ahora.
Hay fuerzas políticas partidarias de revisar este sistema. Se trata de un debate imprescindible. El día que se abra, eso sí, deberá tener en cuenta que la posible integración en la sanidad pública debería hacerse de forma planificada, con el correspondiente incremento de recursos para asegurar que el traspaso no implique un empeoramiento de la calidad asistencial, y de forma paulatina para evitar interrupciones en la continuidad de procesos en curso.
La interrupción brusca del convenio nunca sería la mejor manera de hacerlo.
La interrupción brusca del convenio nunca sería la mejor manera de hacerlo.