Si vives con un delincuente confeso, duermes con un delincuente confeso,
sabes que es un delincuente confeso, y defiendes a un delincuente confeso,
tú muy decente no eres, ¿no?

jueves, 19 de diciembre de 2024

Isabel Ayuso o la provocación
como una forma de hacer política


Isabel Díaz Ayuso —

Eduardo Parra / Europa Press

diario.red//anibal-malvar



Yo creo que jamás he conocido fenómeno de márquetin como el de Ayuso, así de
silvestre. Porque a Evita Perón y Diana de Gales ya les venía el 
glamour medio sembrado. Ayuso ha logrado ser, ella misma, su propio logotipo moviente. 
A su gente le encanta que provoque. Que gobierne para cabrear rojos. 
Ayuso ha convertido la provocación en una forma de hacer política, quizá en su única forma de hacer política. Y de paso, que no se hable de su novio, que es un "defraudador confeso". Y ella les complace:

Isabel Díaz Ayuso acaba de dejar sin efecto la ley con la que hace 30 años Alberto Ruiz Gallardón prohibía explícitamente el toro embolao y el toro enmaromao. Para los que no seáis adeptos a las salvajadas, aclarar que estas dos formas de fiesta consisten, respectivamente, en colocar teas ardientes en los cuernos del animal, una, y en atarle la cabeza para que no pueda bajar la cornamenta mientras se le infligen todo tipo de perrerías, otra.

He de añadir que el responsable de eventos taurinos de la Comunidad de Madrid es el consejero de Medio Ambiente, y Carlos Novillo es su gracia. Colocar a un tipo que se apellida Novillo al frente de la tauromaquia es algo que solo se le podría ocurrir a nuestra Ayuso, que no da estocada sin hilo de sangre. Aunque gracias a los drones, sabemos que a las corridas de toros ya no va casi nadie.

Isabel Díaz Ayuso solo se explica en la fuerza de esa minoría que se arrejunta feroz en una porción reducida del tendido para dar idea de que son muchos y muy preservadores de la sacrosanta hematocultura española.