Andan estos días entusiasmados los chicos de Desokupa, los preñados mentales de Hazte Oír y, por supuesto, las huestes de yelmo yermo de Santiago Abascal. Y no es para menos.
Elon Musk, el dios del bulo contemporáneo, el multimillonario que sufragó con cientos de millones de dólares la psicodélica campaña de Donald Trump, el hombre más rico del mundo (que es lo que verdaderamente importa) se acaba de arremangar la ideología y en vez de llevar el pecho tatuado con un nombre de mujer lo que luce es una cruz gamada.
(publico.es/anival-malvar)
Elon Musk, el dios del bulo contemporáneo, el multimillonario que sufragó con cientos de millones de dólares la psicodélica campaña de Donald Trump, el hombre más rico del mundo (que es lo que verdaderamente importa) se acaba de arremangar la ideología y en vez de llevar el pecho tatuado con un nombre de mujer lo que luce es una cruz gamada.
(publico.es/anival-malvar)
El canciller alemán, Olaf Scholz, dijo la semana pasada que el juicio político de Elon Musk no es equivalente a su éxito empresarial. Cierto y triste a la vez. La libertad de opinión existe también para multimillonarios y eso implica que pueden decir cosas equivocadas. Pero el problema es el gran eco que tienen sus palabras y el enorme peligro que supone para la democracia.
El propietario de Tesla, la red social X y la empresa de turismo intergaláctico SpaceX ha irrumpido en la campaña alemana para las elecciones del 23 de febrero pidiendo el voto a los neonazis de Alternativa.
La declaración puede sonar a una salida de tono más, pero en Berlín y otras capitales europeas deberían entenderlo como un aviso de lo que se avecina a partir del 20 de enero, cuando Trump se instale de nuevo en la Casa Blanca.
O nos tomamos muy en serio en Europa toda la amenaza nazi en sus diferentes estilos y formas o el desastre político/social/económico de la sociedad europea está asegurado.
El propietario de Tesla, la red social X y la empresa de turismo intergaláctico SpaceX ha irrumpido en la campaña alemana para las elecciones del 23 de febrero pidiendo el voto a los neonazis de Alternativa.
La declaración puede sonar a una salida de tono más, pero en Berlín y otras capitales europeas deberían entenderlo como un aviso de lo que se avecina a partir del 20 de enero, cuando Trump se instale de nuevo en la Casa Blanca.
O nos tomamos muy en serio en Europa toda la amenaza nazi en sus diferentes estilos y formas o el desastre político/social/económico de la sociedad europea está asegurado.