No hay peor asesor personal de cara a la toma de decisiones que el odio, la rabia y/o el rencor. Intentar reconvertir todas esas sensaciones, que a una persona la pueden mantener obnubilado temporalmente, en decisiones de carácter político o sindical llevan, en la mayoría de los casos, a situaciones kazkianas que, probablemente, en ningún caso terminan arribando a buen puerto.
Acudir a
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Pero, en fin, allá cada uno.
Como decía en otros tiempos, probablemente mejores que el actual, apostar por el dialogo, el acuerdo y el buen rollito, a la larga, suele ser mucho mas rentable.