... sino aprovechar esas equivocaciones para reflexionar sobre lo que uno hace y, sobre todo, acerca de cómo lo hace. Así comienza Basajaun un comentario, que comparto en su globalidad, sobre la jornada del domingo en el Blog de Arabatik. Y, continua, lo mismo que las personas individuales, la inteligencia -o la necedad- también son o pueden ser predicables de las organizaciones.
En este sentido, la jornada del domingo debe ser tomada por los partidos políticos como una reválida a la que se han sometido, y de la que todos han salido con su correspondiente boletín de notas. No parece que haya habido muchas matrículas de honor, ni siquiera sobresalientes ni notables. Algún que otro aprobado y varios suspensos, algunos muy gordos.
Ahora toca demostrar lo inteligente que se es. Inteligencia decía, y añado algo más: audacia. Inteligencia, para analizar y llegar a determinar los porqués de la desmotivación del voto en general y del jeltzale en Sopelana en particular, y audacia, para implementar las medidas correctoras que hagan al caso.
Y antes de que alguien formule la observación de que éste no es buen momento para ese examen de conciencia, diré que éste, no sólo es buen momento, sino que es “el” momento. No cabe en cabeza humana abordar el proceso interno de renovación de las ponencias y de los órganos de gobierno, sin tener hechos estos “deberes”. Y no se trata, como se ha podido leer en algún sitio, de un puro ejercicio de autoflagelación, sino de una muestra de inteligencia y de sentido común.
Ahora toca demostrar lo inteligente que se es. Inteligencia decía, y añado algo más: audacia. Inteligencia, para analizar y llegar a determinar los porqués de la desmotivación del voto en general y del jeltzale en Sopelana en particular, y audacia, para implementar las medidas correctoras que hagan al caso.
Y antes de que alguien formule la observación de que éste no es buen momento para ese examen de conciencia, diré que éste, no sólo es buen momento, sino que es “el” momento. No cabe en cabeza humana abordar el proceso interno de renovación de las ponencias y de los órganos de gobierno, sin tener hechos estos “deberes”. Y no se trata, como se ha podido leer en algún sitio, de un puro ejercicio de autoflagelación, sino de una muestra de inteligencia y de sentido común.