Hoy se ha celebrado, posiblemente, el último pleno de la legislatura. Madrugador, frió y corto por un lado. Ruidoso, incomodo y un tanto esperpéntico por otro. Concejales en sus puestos, representantes sindicales como público. Silbatos, bocinas y cánticos para reforzar las reivindicaciones de una parte de los trabajadores.
Quizás, el reflejo de unos años donde el dialogo y el acuerdo que se ha buscado por ambas partes, al menos en sectores de ambas partes, se ha visto truncado por objetivos ajenos a la generalidad de los afectados. Triste, simbólico y pesimista final.
Aunque creo que como casi siempre en general, hay que quedarse con el lado positivo. Hoy hemos dado comienzo, eligiendo entre la ciudadanía a los representantes de las mesas electorales, al primer prolegómeno de la fiesta de la democracia.