El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

lunes, 7 de mayo de 2007

Las enormes diferencias entre los dos lados del Pirineo

Mientras allí el debate televisivo entre Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy mostraba la grandeza de la política algunos sentimos envidia a este lado del Pirineo. El programa resultó magnífico en todos los planos: puesta en escena, capacidad intelectual, uso de la lengua, formación política, educación para rebatir sin descalificar, contradecir sin insultar. Parecía una partida de ajedrez basada en principios republicanos. Lo más importante no era saber quién estaba a la derecha o a la izquierda, sino observar las reacciones de ambos, enjuiciar sus criterios, valorar sus propuestas, admirar incluso un enriquecedor espectáculo que no produce crispación ni desasosiego, sino satisfacción y deleite. A la espera del veredicto popular, ambos contendientes demostraron estar a la altura del título que disputaban.

Hoy ya podemos decir que ha ganado él. Mi apuesta era otra. La de muchos millones de franceses también. Pero tanto unos como otros se han ido a la cama con la tranquilidad y la satisfacción de haber podido elegir a su representante de entre los diversos candidatos que se han presentado. En algunas democracias como la nuestra, desgraciadamente, eso todavía no es posible.

Y entretanto por aquí, la agenda de los partidos, la campaña preelectoral y la actividad judicial siguen mediatizadas por el monotema ETA y las candidaturas de Batasuna. Por otra parte, los medios de comunicación, además de contribuir a caldear ese sórdido ambiente, se dedican a glorificar el nacimiento de una niña que por el mero hecho de apellidarse Borbón podrá aspirar a la jefatura del Estado sin necesidad de pasar por las urnas. Lástima que en España ese cargo sea vitalicio y hereditario, en vez de regirse por criterios auténticamente democráticos: plena igualdad en derechos, deberes y oportunidades para toda la ciudadanía.

(Recogido parcialmente de una carta enviada por Luis Alejos Escarpe a EL CORREO en su edición del sábado pasado)