Hoy venía en el metro de Leioa a Bilbao, sin haberme leído la prensa escrita previamente, me he enterado del chascarrillo del día, escuchando a una pareja sentada enfrente mio:
-¡Que la princesa se separa!-¡Nooooo! La prensa dice que han decidido un "cese temporal de la convivencia matrimonial".
Por un lado, a mi personalmente, no creo que me quite el sueño, pero reconozco que me fastidia que ese tipo de historietas tenga la repercusión social que tiene.
Por otro lado, ¡es curioso!, la monarqia no defrauda a hacienda, no, sus apropiaciones de propiedades siguen simplemente otras reglamentaciones, presuntamente más regias. El primogénito de la tradicional y católica monarquía española no "se casa con una divorciada", no, encuentra su amor en la voz radiotelevisiva de una hija del pueblo. El rey no interrumpe gritando una reunión interestatal, despreciando a la presidenta encargada de coordinar la reunión y poniendose al nivel del barriobajero presidente venezolano, no, pone al caudillo americano en su sitio. Y desde hoy los hijos de esa monarquía no se divorcian, no, solo acuerdan cesar temporalmente la convivencia.
Pero ¿realmente se creen que somos tan gilipollas?
Y para terminar, uno que es un poco malintencionado, se pregunta cuanto tardarán Rouco Varela y su equipo en proponer a la princesa que su matrimonio puede ser anulado, aduciendo los motivos que sean necesarios, para salvaguardar la muy noble y muy leal relación entre iglesia y monarquía.
Pero ¿realmente se creen que somos tan gilipollas?
Y para terminar, uno que es un poco malintencionado, se pregunta cuanto tardarán Rouco Varela y su equipo en proponer a la princesa que su matrimonio puede ser anulado, aduciendo los motivos que sean necesarios, para salvaguardar la muy noble y muy leal relación entre iglesia y monarquía.